Madrid es una ciudad topográfica y el área objeto de nuestra actuación resulta parte de esta topografía. Lo topográfico está presente no sólo en la sección sino también en la visión desde las torres elevadas que a modo de guardas flanquean el acceso al gran Palacio de Congresos. Esta visión hace que la cubierta lo sea casi todo, y en la propuesta la topografía de la cubierta, perfectamente tratada y geometrizada en planos, adquiere un protagonismo fundamental. Nace para ser vista.

Otra manera de ver el proyecto, complementaria a esta topográfica, es la de una gran plataforma elevada que asegure el tránsito visual entre la ciudad y el paisaje. La sección es la que resuelve la idea y en la que encontramos la génesis del proyecto.

Estas dos ideas, topografía y plataforma, se concretan en una estructura de vigas de gran canto que se van quebrando y plegando, conformando los distintos espacios expositivos o de auditorios menores. Además de la consecución de grandes espacios, dos han sido los recursos que han ayudado a organizar el programa del proyecto. Por un lado diferenciar claramente los accesos públicos de los privados aprovechando para ello los desniveles existentes, por otro agrupar los espacios “sirvientes” y escaleras en franjas que dispuestas de manera estratégica, no sólo sirven a las áreas funcionales fundamentales, sino que actúan de filtros que dividen y unen las grandes áreas funcionales.