Francisco MANGADO
 
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FRANCISCO MANGADO

Oficinas Metrovacesa+

2016-2018

Madrid-España

18 m2


Hacer un edificio de oficinas con una propiedad incierta, en medio de un lugar con poco atractivo. En todo caso de un lugar sin referencias directas, sin ejemplos a los que mirar, sin edificios sobre los que merezca la pena comentar algo o establecer un diálogo. En estas circunstancias la reflexión fundamental que rige el proyecto tiene que ver con la cuestión tipológica y constructiva de las oficinas y particularmente de las oficinas en el clima y en la realidad de Madrid. Allí casi todos los edificios son cajas anodinas de vidrio. Cajas que expresan un cierto anonimato como si los edificios de oficinas no merecieran pertenecer al mundo de lo representativo. Tenemos que hacer un edificio que al margen de los usuarios que lo vayan alquilando exprese este valor de lo que representa, un valor permanente, tal y como se pretende con los primeros edificios de oficinas de finales del siglo XIX y principios del XX. Por ello el edificio tiene una lectura clásica. Clásica en su organización con una planta simétrica según ambos ejes, y clásica en su apariencia exterior superponiendo una segunda fachada, –que permite protegernos del sol a la vez que dota de profundidad al conjunto-, construida con prefabricados de hormigón acanalados y geométricamente abstractos en su indudable voluntad clásica. En todo caso estas referencias clásicas se ven aligeradas tanto en la manera como el edificio se va retranqueando en las plantas más elevadas, como por el hecho de que las esquinas no queden cerradas por los citados prefabricados. Así las fachadas se ven como planos que se superponen al volumen de hormigón aumentando la sensación de ligereza de la construcción . Con esta solución las esquinas del edificio tienen también visión desde el interior.

La elección del color dorado en las piezas de hormigón prefabricado radica en la intención de que sea la luz y sus reflejos los que contribuyan a cualificar la expresión del edificio, una expresión que irá variando a lo largo de las distintas horas del día.

Calle de Josefa Valcárcel, 40B, 28027 Madrid, España

Edificio de Oficinas de Gamesa Eólica
2005
/
2008
El edificio se configura como un gran mineral excavado, abierto en su interior para que la jardinería de la parcela invada la construcción hasta el centro geométrico de la misma. El perímetro exterior, claro y delimitado, contrasta con el interior quebrado y abierto.Tanto la geometría del edificio como su materialización exterior, con vidrios laminares que tienen en su interior una malla de acero inoxidable capaz de producir reflejos y texturas minerales con la incidencia de la luz, abundan en esta idea de configurar una pieza mineral, atractiva en términos formales.La pieza así concebida se coloca en el “sitio” apropiándose del mismo. En la medida que la parcela no queda como un perímetro en torno al edificio sino que se introduce en el mismo creando complejidades espaciales y visuales, diluyendo y enriqueciendo el límite entre el interior y el exterior, se establece un diálogo entre la nueva construcción y el lugar que resulta sin duda fructífero.El proyecto debe incluir un programa amplio y relativamente complejo dividido en distintas áreas funcionales. Durante el transcurso del trabajo se han mantenido repetidas reuniones con la propiedad tendentes a estructurar la organización funcional del edificio, sin embargo han sido decisiones más conceptuales ligadas a la arquitectura, las que realmente dotan al conjunto de claridad funcional y, a la postre, de capacidad suficiente para adaptarse a cambios de programas futuros.El perímetro exterior queda conformado por todos los espacios y despachos que según el programa deben quedar cerrados, con privacidad acústica, dejando todo el interior, abierto al gran espacio ajardinado central, con una estructura de oficina paisaje más abierta y desestructurada que en aquél. 
Si bien el perímetro del edificio no queda cerrado (sustancialmente es una planta en U) existe un nivel, el más elevado, donde se continúa todo el perímetro mediante la construcción de un “puente” que permite la comunicación entre usos sin tener desplazamientos innecesarios.
La orientación del edificio sitúa el perímetro exterior del edificio orientado al sur, este y oeste. Por contra el gran jardín interior, más protegido, se localiza orientada al norte. Toda la fachada exterior se configura según el sistema de una doble fachada acristalada y ventilada cuyos efectos en lo que al calentamiento del edificio, especialmente en invierno, son bien conocidos. El espacio interior protegido de los vientos, profusamente ajardinado con árboles de gran envergadura, se convierte en verano en un lugar fresco, un pulmón con refrigeración natural del edificio.