Material

Material


De los elementos clave de la arquitectura, el material es seguramente el único indiscutible. La condición material y física no es sólo objeto de reflexión y discusión, sino que además es tangible, se visualiza y se toca: es algo que, independientemente de la posición ideológica, se puede contrastar. Nunca se ha investigado y propuesto tanto sobre los materiales como ahora. Material y programa constituyen los dos objetos de investigación que han dado frutos más interesantes y rigurosos de los últimos años. En el contexto de una arquitectura ‘ética’, a la que se exige un compromiso cada vez mayor con el medio ambiente, la reflexión sobre los materiales adquiere además un valor fundamental. Las nuevas propuestas sobre materiales afectan directamente a conceptos formales —los enriquecen y transforman— y resultan por tanto sustanciales en la medida en que la arquitectura es un hecho formal, de contenidos, en contraposición a lo únicamente gráfico o caligráfico.

El material tiene casi siempre una dimensión que va más allá de lo simplemente físico, adquiriendo una dimensión ideológica, de juicio de valor, que aparece desde los primeros estadios del proyecto. Concentra aspectos que se refieren al contexto, al proceso o incluso a la posición intelectual. Asimismo, el material configura el detalle o, dicho de otra manera, la elección primera es la del material; a partir de esta elección se trabaja, procurando dotarlo de las más altas cotas de valor, de uso y de expresividad, de manera que, a partir de la voluntad proyectual, se define la condición específica del detalle. Casi nunca es al revés. Es fundamental el filtro de la reflexión procedente de los presupuestos ideológicos del proyecto, lo que va más allá de la simple dimensión artesanal. Por otra parte, resulta fascinante el descubrimiento de nuevos materiales y, sobre todo, el redescubrimiento de otros existentes, pero con una gran capacidad expresiva a partir de una nueva manera de utilizarlos o manipularlos: se trata de materiales procedentes de otros sectores a los que simplemente hay que ‘mirar una o varias veces más’.

En el caso del Museo Arqueológico de Vitoria, la elección del material está intrínsecamente relacionada con la idea del proyecto. El bronce, y su lento pero inexorable envejecimiento, nos habla del paso del tiempo: el auténtico material, el único con la capacidad de transformar a los otros en ‘arqueología’. La mutación de la superficie, el cambio de color o la evolución forman parte de la idea misma del proyecto, de la idea más o menos metafórica pero real de un cofre de bronce que es a la vez museo. Material y sustancia son la misma cosa.