El proyecto para el edificio docente en el Campus CEU San Pablo se basa en varios principios rectores: eficacia, economía y mantenimiento, contextualidad, racionalidad, representación y el proyecto como ejemplo. El edificio debe expresar claridad y eficacia, ya que alberga una escuela de arquitectura, favoreciendo la coeducación y el intercambio entre estudiantes. Los espacios deben ser adaptables, racionales y organizados de manera que puedan cambiar según las necesidades futuras. La economía en este contexto se refiere a un equilibrio entre medios y fines, buscando soluciones creativas que logren eficiencia funcional y estética. Además, la arquitectura debe estar comprometida con el contexto, tanto físico como cultural, para garantizar que el edificio interactúe con el paisaje circundante, en lugar de ser una estructura aislada.
El diseño estructural del edificio responde a una organización clara y ordenada, utilizando una estructura rectangular que se adapta al contexto solar, favoreciendo la entrada de luz natural sin sufrir de sobrecalentamiento. La estructura modular se caracteriza por una organización espacial que no interrumpe el paisaje, sino que se “apoya” sobre él, creando un vínculo visual y físico con el entorno. Esto permite la creación de espacios intermedios, como terrazas ajardinadas y patios de doble altura, que extienden visualmente el espacio hacia el exterior y proporcionan zonas de expansión y trabajo al aire libre.
La estructura también se adapta a procesos de industrialización y prefabricación, aplicando modulación y elementos de fachada prefabricados para una construcción eficiente y rápida. Los elementos interiores se realizan con materiales ligeros y prefabricados, permitiendo una fácil adaptación a cambios funcionales a lo largo del tiempo.
El edificio se organiza en dos áreas principales: una zona docente (talleres, aulas, laboratorios) y una zona académica (departamentos, tutorías, accesos). Ambas áreas están separadas por un espacio exterior ajardinado que integra el paisaje natural, haciendo que los usuarios se conecten con el entorno mientras transitan entre ellas. Además, el edificio incorpora vacíos en su sección que enriquecen los espacios interiores, como un «claustro cubierto» para circulación, un patio que recibe luz natural indirecta, y un vacío en el área de departamentos que favorece la ventilación y luz natural. Estos vacíos no solo mejoran la calidad del ambiente interior, sino que también contribuyen a la eficiencia energética del edificio, ayudando a reducir el consumo energético mediante un diseño funcional y consciente del medio ambiente.
Ciudad
Madrid
País
España