Nou Palau Blaugrana

El proyecto no se limita a construir un edificio con un programa específico; se trata de aprovechar la oportunidad para crear un verdadero “Campus del Barça”. Es decir, un conjunto arquitectónico que ofrezca continuidad espacial, funcional y simbólica entre el estadio y el nuevo Barça Arena. La propuesta se articula mediante un esquema unitario que se reconoce por su identidad y claridad urbana, y por una contundente expresión formal que refuerza su presencia.

Este esquema responde a una serie de principios que lo definen y a los que, a su vez, potencia. El Barça no es solo un club, es una marca global con una fuerte identidad. Ser del Barça implica pertenecer a una familia, y esa identidad debe traducirse también en la arquitectura: el campus debe comunicar, en su forma y concepto, ese espíritu único.

El Barça se asocia al Mediterráneo, cuna de la cultura occidental y del deporte. Esta “mediterraneidad” evoca lo clásico y el valor del tiempo, conceptos que inspiran el lenguaje arquitectónico del nuevo campus. Así, recurrir a lo clásico no es un gesto formalista, sino una manera coherente de dotar de estructura, permanencia e identidad al conjunto.