Plaza Carlos III de Olite

El proyecto se localiza en la antigua villa medieval de Olite, vieja corte de los Reyes de Navarra. Se sitúa en las inmediaciones del Palacio de los Reyes de Navarra que fué restaurado a principios de este siglo. Recientemente en el subsuelo, se han descubierto unas antiguas galerías medievales de gran valor histórico. Seguramente las mismas servían de acceso a los sótanos del palacio.

La solución arquitectónica tenía que dar respuesta a tres problemas fundamentales. Primero, era necesario diseñar un espacio urbano tradicionalmente considerado como plaza, pero que más bien era un conjunto geométricamente irregular, alargado, residuo de las distintas fases de crecimiento de la ciudad. En segundo lugar, había que dar acceso a las importantes galerías subterráneas que durante siglos habían estado enterradas. Finalmente era importante resolver el encuentro de la nueva urbanización y el Palacio, el encuentro con los muros y las piedras que nacen de la misma calle.

El proyecto pretende crear una «alfombra», un continuo —básicamente definido por el tipo de piedra elegida, cuyo color y textura permiten diferenciar la nueva actuación de las preexistencias—, sobre el cual se vayan produciendo las respuestas a los diferentes problemas mencionados. Estas respuestas, dan origen a los elementos más característicos de la solución arquitectónica.

Entre estos elementos, mencionaremos el óvalo situado frente al edificio del ayuntamiento de la ciudad. Este, define la parte que más claramente se puede considerar como «plaza» dentro de la solución. Igualmente los dos accesos a las galerías subterráneas, círculo y pirámide, ambos, situados en los extremos de las mismas delimitan, junto al mobiliario urbano, el segundo tramo de la intervención, pensado como un paseo que tiene como fondo los muros del palacio.

Por último las grandes escaleras, que proyectadas como prolongación de la plataforma elevada, quieren resolver el encuentro de estos con el suelo, así como transición entre los distintos niveles existentes.

Toda la actuación se ejecuta con piedra de las canteras de «calatorao», en forma de adoquín o losa de grandes dimensiones. Las luminarias y fuentes se ejecutan con palastros metálicos y alabastro. Los bancos y la fuente del palacio se realizan con mármol blanco de Portugal y cobre.

La obra realizada en las galerías medievales consistió en el ‘vaciado del fanco’ acumulado durante siglos, en la reparación e impermeabilización de las bóvedas y en el tratamiento del suelo con losas de mármol negro que no llegan a tocar la piedra existente. Se diseñó un sistema de iluminación realizado con perfiles metálicos exentos de la pared. Actualmente las citadas galerías se utilizan como sala de exposiciones del palacio.