LOI 130 European Commission Complex

El proyecto se desarrolla en una parcela situada en el centro de Bruselas, un terreno con una rica historia morfológica que ha experimentado significativas transformaciones a lo largo del siglo XX. Originalmente, la parcela estaba fragmentada según el trazado de un barrio residencial prestigioso del siglo XIX, lo que generaba una escala urbana más cercana al ciudadano. En este contexto, el «Hôtel de Maître» representa la memoria histórica de la parcela.
El programa del proyecto es extenso y diverso, lo que obliga a construir en altura para albergar todas las funciones requeridas, que incluyen oficinas, una guardería, zonas comerciales, un centro de visitantes, restaurantes, espacios deportivos y conexiones con el metro. Esta diversidad de usos requiere una solución arquitectónica clara para evitar que el conjunto sea confuso.

La propuesta reflexiona sobre la ciudad y el contexto urbano, considerando que la buena arquitectura surge de la comprensión de estos factores. Para una arquitectura de gran significación institucional y centralidad, es esencial que la propuesta se entienda dentro del tejido urbano de la ciudad. Esta perspectiva permite organizar un esquema arquitectónico que aporte identidad a un proyecto tan importante como este, que alberga una estructura funcional clave para la Unión Europea.

El principio fundamental que guía el diseño es la superposición del «tejido urbano histórico» con edificios de gran altura. Esta superposición simboliza la idea de que lo nuevo, representado por las torres que albergarán la UE, se asienta sobre la historia de Europa, reflejada en el tejido urbano de la antigua Bruselas.

Las torres no se encuentran aisladas, sino que emergen del «zócalo», una base formada por la reinterpretación geométrica del plano histórico de la ciudad. En el interior del complejo, se crea un espacio ajardinado que sigue el negativo de lo construido, resultando en una serie de espacios abiertos conectados por un recorrido lleno de sorpresas y de transiciones inesperadas.

Esta organización del espacio público se extiende a las cubiertas del zócalo, donde se generan terrazas ajardinadas que continúan el diseño de los espacios interiores. Estas terrazas ofrecen áreas de descanso y encuentro tanto para el personal como para los visitantes, creando un ambiente de relajación y conexión con el entorno.