Trabajamos en una parcela situada en el centro de la ciudad de Bruselas. Una parcela con historia morfológica, que ha sufrido importantes transformaciones a lo largo del siglo XX.

También trabajamos con un amplio programa y una gran diversidad de contenidos. Un programa extenso y muy variado, que nos obliga a construir en altura si queremos albergarlo en su totalidad. Tamaño y diversidad son, pues, características de un conjunto variado de funciones, que hay que resolver en forma de una idea clara y contundente.

Se trata de las reflexiones sobre la ciudad, sobre el contexto urbano, de donde surge la buena arquitectura. Especialmente para una arquitectura que tiene estos valores de centralidad y significación institucional. Es necesaria una reflexión que entienda la propuesta arquitectónica en la ciudad, y la ciudad como soporte de la misma.

La conclusión a la que llegamos como idea fundamental que inspira el proyecto es utilizar, como principio rector, la superposición del “tejido urbano histórico” con edificios en altura. Este es el argumento que está detrás de toda la propuesta y que dirige la mayoría de las ideas que surgen en el desarrollo del proyecto. Por otro lado, esta superposición representa, en términos metafóricos, la idea de que “lo nuevo”, “el futuro”, que está representada por la UE y formalizado en las dos torres, se asienta sobre la propia historia de Europa, formalizada en esta ocasión en el tejido urbano de la vieja Bruselas.