Una estructura como la que nos ocupa debe basarse en una serie de argumentos fundamentales, así como en una serie de principios rectores que den coherencia e ilustran las decisiones principales.

El proyecto para la nueva estación de tren Chamartín implica valores como son la ejemplaridad de futuro en la medida que la misma, por su significación, localización, dimensión nacional y obra de naturaleza “pública”, servirá también para expresar una manera de hacer y de posicionarse respecto a cómo ha de ser la arquitectura y la construcción de la obra pública y las infraestructuras en el presente y el futuro inmediato. Cuáles son los principios que, como posición que va más allá de lo estrictamente técnico, deben seguirse en un mundo en donde las comunicaciones constituyen un eje vertebrador básico.

Nuestro país, tiene la oportunidad, con el proyecto de la estación objeto de este concurso, de apoyar proyectos que, lejos del espectáculo, hagan del compromiso con el uso racional de los medios y recursos su argumento fundamental. Proyectos, que, con una adecuada relación de medios y máximos fines a conseguir, dejen de lado actuaciones arquitectónicas falsamente llamativas, para apostar por unos proyectos que busquen la calidad y la significación arquitectónica en la aplicación de la lógica y la búsqueda de la importancia basada en valores arquitectónicos más que caligráficos.