El museo de la Islamic Revolution and Holy Defense ha de ser el museo del “pueblo”. Ha de representar la identidad entre dos conceptos. Por un lado la revolución, liderada por el Ayatolá Homeini, una revolución sagrada y popular. Por otro el pueblo, que puso en manos del Líder Jomeini la dirección de un movimiento que ellos decidieron. El pueblo apoyó la creación de la nueva república islámica para recuperar su país que estaba siendo vendido al exterior. Para recuperar identidad, historia y costumbres. Y posteriormente el pueblo, con su esfuerzo y sus mártires, la defendieron de los ataques exteriores.

Asi pues, no se trata solo de crear un museo que aloje los recuerdos y la historia, algo sin duda muy importante, sino de crear un lugar que además de servir a la memoria, se convierte en “símbolo” de un pueblo que ha dado la vida por algo en lo que creían. Un símbolo que habla de una generosidad que ha llegado hasta el extremo. Un símbolo de la historia de Irán.

A partir de esta idea principal de la propuesta, el esquema se resuelve fácilmente. El gran patio circular situado en el centro, patio que por otra parte recuerda y es una referencia a los existentes para las abluciones en las mezquitas, ordena la disposición de los tres museos objeto del concurso: Holy Defense Museum, el Islamic Revolution Museum y el Iranian Wars History Museum. Queda así claro que los tres museos forman parte de una misma unidad pero que, a su vez, están separados pudiendo accederse a cada uno de ellos de manera independiente desde el gran patio circular de acceso. La comunicación entre los tres museos será posible igualmente desde el interior donde un gran vestíbulo circular que une todas las plantas permitirá la relación entre los tres.