La realidad no tiene porqué ser un hecho que limite a la arquitectura, por el contrario, la realidad es un complejo de elementos, circunstancias y condicionantes  que, bien entendidos y adecuadamente ordenados a partir de la inteligencia arquitectónica, constituyen un fantástico crisol, algo que hay que transformar para convertirlo en una nueva realidad, en un nuevo hecho urbano, arquitectónico y constructivo, dispuesto a ser útil y a brindar un sitio a la sociedad a la que sirve.

La realidad en el caso del proyecto para la nueva sala deportiva de Rezé esta definida principalmente por el lugar, por su contexto, y a su vez por las necesidades funcionales o programáticas. La realidad esta en el lugar, en la “topografía”, en la relación con las zonas construidas de su entorno inmediato y la ciudad de Nantes en términos de conexiones y de facilidad de acceso. Pero también está en el debido cumplimiento de los requerimientos funcionales contenidos en el programa. Esta realidad es suficientemente “rica” para generar el edificio y la propuesta de proyecto.

En este sentido han sido dos las referencias funcionales que han ilustrado el proyecto. Por un lado obtener un fácil acceso desde la ciudad, desde los núcleos urbanos vecinos y desde las redes de circulación pública, los cuales generan flujos puntuales, de gran intensidad, que asisten a los encuentros deportivos que se celebran en la instalaciones del edificio.  Por otro lado, la necesidad de organizar los flujos de acceso estableciendo diferencias entre los más públicos y ruidosos, de carácter masivo, y los mas controlados, mas privados y menos numerosos que tienen que ver con los recorridos VIP, los medios de comunicación y los propios deportistas. Así la propuesta plantea una diferencia clara entre las dos salas deportivas. La principal, rodeada por las dotaciones y servicios mas importantes y la otra sala anexa, como uso del equipo local, que puede utilizarse con total independencia de la anterior.